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La caja de chocolate "dolor"

Autor: Melissa Montes

Érase una vez unos chocolates saltarines en una caja muy especial, en la que cada chocolate, con todos los demás compartían momentos muy especiales. En esa caja había chocolates de todos los tamaños y sabores, por lo que la personalidad de cada uno era muy valorada por todos y se aceptaba a cada chocolate por lo que era en su interior. Por lo que había mucha felicidad en la comunidad de chocolates y cada día era muy especial, pues convivían todos juntos y había amor de por medio. Pero un día alguien encontró esta caja de chocolates felices y tomó al chocolate más grande y sabroso para él y se lo llevo, dejando a los demás chocolates pequeños y estos se pusieron muy tristes. Fue muy impactante para los pequeños chocolates vivir sin la ausencia de su viejo chocolate, en un principio todos los días se volvieron grises y ya no jugaban ni reían. Habían pasado a comportarse serios y dejar que los días pasaran sin sabor, además ya no hablaban con los demás y el viejo chocolate pasó a ser olvidado, y con él se fue toda la alegría también. Pero un buen día un chocolate parlanchín decidió hablar con los demás para ayudarles a vivir esa pérdida, pues él sabía que la ausencia física era dolorosa pero que el viejo chocolate podía ser recordado de buena manera y guardarlo en un pedacito de nosotros por medio del amor y trayendo los gratos momentos vividos. Además, debía ver cada chocolate el lado bueno de la vida, no el triste y feo. Así que cada pequeño chocolate fue empezando a hablar de sus sentimientos y de sus recuerdos, logrando así sentirse mejor, sacando una sonrisa y reviviendo cada buena experiencia con el viejo chocolate. Así pues, la caja volvió a ser la de antes, había sonrisas, armonía y la convivencia era otra vez agradable y tomaron el pasado como una lección de vida.

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Esta historia nos enseña que, aunque las situaciones se vean muy oscuras, siempre hay una luz al final de camino y que por feas que se vean las cosas, siempre hay una enseñanza que nos fortalecerá como persona. Es cierto que toda experiencia de dolor es difícil y lleva un duelo, pero con el tiempo y el apoyo de todos nuestros seres queridos podremos salir adelante y poder llegar a ver el lado positivo de esta situación. También debemos estar conscientes y ser muy realistas al saber que las personas y las cosas no son eternas, así que hay que valorarlas, quererlas, amarlas y nunca olvidarlas, a pesar de que pasen a mejor vida, pues al recordarlas estamos haciéndolas presentes y volviendo a revivir en nuestra mente todos aquellos momentos de felicidad.

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