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Tapitas de alegría "GOZO"

Autor: Daniela Ortiz 

Una mañana soleada, las tapas de todas las botellas del mundo se reunieron para participar en una carrera, el maratón Lala. Cada tapita estaba tremendamente emocionada, en especial la tapa mamá, quien se había preparado durante todo el año, para ese momento. La tapa mamá se marchó, cuando sus tapitas seguían dormidas, junto a la tapa papá. Ella estaba muy nerviosa, a pesar de todas las horas de entrenamiento y de terapia para girar lo mejor que pudiese ese día, así que, cuando dieron la salida, tardó unos segundos en encontrar el equilibrio para rodar, pero después salió disparada. A pesar de que eran 42 kilómetros que recorrer, siendo esto demasiado para una tapa común, a la tapa mamá no le importó, pues esa era su meta, por la que tanto había trabajado. Después de algunos kilómetros, la tapa mamá se iba cansando, pero vio entre la multitud a sus 4 tapitas y a su tapa papá gritándole, aplaudiéndole, saltando, bailando y cantando. Su familia iba cerca de ella, con todas sus fuerzas animándola y algunas de sus tapitas hasta rodaron unos kilómetros con ella. Y una de esas cuatro tapitas se sorprendió de lo que veía: tapas de diferente tamaño, color y forma, apoyando a su tapa mamá, aunque no la conocieran.

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De pronto, la tapita se volvió amarilla como el sol, el color de la felicidad, e iba salpicando esa pintura por todas partes, sin importar a quien le caería el color. Salía de todo su cuerpo la pintura, por ejemplo, de sus manos al aplaudir, de su boca al gritar palabras de ánimo. Algo raro pasaba, entre más pintura salpicaba, más brillante se volvía el amarillo y a la gente que le caía ese amarillo, devolvían una sonrisa, un baile, o un grito de agradecimiento. La tapita disfrutó muchísimo el momento, salpicando a quien se encontraba y empapando a mamá ese color brillante como el sol. Pronto pudo notar que sus hermanas tapitas y su tapa papá, también iban cambiando de color, a uno más alegre, como el rosa, el morado, el verde y el azul brillante, así que toda la familia junta resplandecían como una bola de colores. Juntas acompañaron a tapa mamá a la meta, quien estaba cubierta de todo ese arcoíris que formó su familia.

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Esta historia te enseña que tu familia puede ser un gozo, por la alegría que se vive, el apoyo condicional que se da y el tiempo compartido para pasar gratos momentos estando juntos y cada quien dando lo mejor de sí. También nos enseña que al lograr todo lo que nos proponemos nos podemos llenar de gozo y más cuando tu familia te ayuda a lograrlo.

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