La conchita del mar "gozo"
Autor: Ana Paula Adame y Samantha Alvarado
En los tiempos en los que las criaturas podían ser libres tanto en la tierra, como en el mar y el aire; había una sirena que vivía feliz en el mar, con su querida familia, que era su padre, su madre y su hermano menor. Ella disfrutaba su vida, hacia todo tipo de actividades divertidas debajo del mar con su familia y amigos, a ella le encantaba descubrir cosas nuevas, pasar tiempo con sus mejores amigos, además era muy inteligente, trataba de superarse para ser cada vez mejor y siempre luchaba por lo que quería, no importando que tan difícil fuera, ella nunca se daba por vencida. Ella era feliz y así la veían todos siempre, pues ella siempre aparentaba estar contenta.
Sin embargo, ella no siempre era feliz, a causa de tantas cosas y tanto estrés. Ella a veces sufría y quería resolverlo todo sola. Pero no se lo decía a los demás porque no quería que nadie se preocupara por ella, así que todo se lo guardaba y cuando a veces ya no aguantaba tantos problemas, sentía que el mundo se le venía encima.
Un día un tritón amigo suyo, se dio cuenta por lo que pasaba y hablo con ella acerca de eso. La sirena y el tritón se hicieron cada vez más cercanos, hablaban cada vez más seguido, platicaban de mil cosas, compartían lo que pasaba en sus vidas y se ayudaban mutuamente. El día en que el tritón y la sirena llegaron a ser algo más que amigos, él le regalo una pequeña conchita de mar y le dijo: “yo siempre voy a estar para ti, siempre podrás contar conmigo”, y agregó: “ya no tienes de que preocuparte, porque de ahora en adelante, tus preocupaciones y problemas serán tan pequeños como esta conchita”. La sirena al escuchar estas palabras se sintió muy contenta y estaba muy aliviada de tener a alguien con quien siempre podría confiar y contarle todos sus problemas, pues sabía que el la ayudaría. Después, ella le dio un fuerte abrazo, agradeciéndole por sus hermosas palabras y fueron con sus demás amigos a nadar y a divertirse, olvidándose de sus preocupaciones y problemas que ahora eran tan pequeños como aquella conchita.
Esta historia nos enseña que, aunque estemos viviendo momentos difíciles, como por ejemplo, al sentir frustración, no importa que tan negro se vea el panorama, habrá gente que nos recuerde que nos ama y que hará lo posible para hacernos sentir mucho mejor, sacándonos sonrisas y haciéndonos vivir hermosos momentos, los cuales nos pueden hacer sentir mucho gozo, pues nos harán ver una luz de fe, de alegría y podremos disfrutar cada momento con mejor ánimo.
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